El estrés -la respuesta de lucha o huida que afecta a múltiples sistemas de nuestro cuerpo- puede definirse como cualquier tipo de tensión o desafío físico, mental o emocional. Normalmente se refiere a dos cosas: la percepción psicológica de la presión y la respuesta del cuerpo a la misma. Aunque la mayoría de nosotros preferiríamos evitar esas situaciones estresantes que nos hacen palpitar el corazón y el estómago, no todo el estrés es intrínsecamente perjudicial. De hecho, el estrés agudo puede ser útil, e incluso motivador. ¿Recuerdas cuando estabas en el colegio y te estresabas por el examen? Pues bien, esa forma de estrés leve puede haberte ayudado a preparar el examen.
El estrés es una señal de nuestra mente y nuestro cuerpo de que algo es importante, y que debemos prestarle atención (no te preocupes, estrés, te escuchamos alto y claro).
Ya sea inesperada o anticipada, la percepción del estrés desencadena una cascada inicial de hormonas, como la adrenalina y el cortisol, que inmediatamente comienzan a surgir en el cuerpo. Estas hormonas son las responsables de que nos sintamos nerviosos, ansiosos y de que tengamos sensaciones físicas como el aumento del ritmo cardíaco y la respiración agitada.
Todos hemos experimentado esas “mariposas” en la boca del estómago durante una situación de mucho estrés: el cerebro y el intestino están en constante comunicación, así que no es de extrañar que el estrés y el sistema digestivo estén estrechamente relacionados. Pero, ¿cómo afecta el estrés al sistema digestivo? Averigüémoslo, además de las mejores formas de controlar el estrés cuando te sientes abrumado.
Cómo afecta el estrés a su intestino
Cuando te sientes estresado, tu cuerpo se está preparando para la acción, para luchar, huir o congelarse. Estar en este estado apaga nuestra capacidad de descansar y digerir, lo que ocurre en un estado parasimpático, o cuando nos sentimos relajados y tranquilos. Casi inmediatamente, al sentirnos estresados, nuestra producción de saliva se ralentiza, y la sangre se desvía a otras partes del cuerpo que son útiles para asegurar nuestra supervivencia, como nuestros grandes músculos para ayudarnos a luchar o huir.
El estrés y la digestión
Entonces, ¿cómo afecta el estrés a la digestión? Bueno, la digestión no se considera esencial cuando nos sentimos estresadosd. De hecho, la secreción de todos los jugos y enzimas digestivos disminuye cuando estamos estresados. Esto conduce a niveles más bajos de ácido clorhídrico, lo que significa que no podremos digerir los alimentos que queremos comer con la misma eficacia. Esto significa que nuestra digestión ya está comprometida incluso antes de que demos el primer bocado a la comida.
Estrés y absorción de nutrientes
Otra parte de tu digestión que se ve comprometida cuando estás estresado es el peristaltismo, conocido como la constricción y relajación de los músculos del intestino. El peristaltismo es lo que ayuda a mover los alimentos a través de los intestinos y es esencial para la absorción de alimentos y la eliminación de residuos. Cuando se ve comprometida, la capacidad de su cuerpo para absorber los nutrientes de los alimentos que está comiendo disminuye, así como la capacidad de su cuerpo para eliminar. Esto puede significar heces blandas, estreñimiento, gases e incluso contribuir al Síndrome del Intestino Irritable (SII).
El estrés y nuestras bacterias intestinales
El estrés también influye directamente en nuestra microbiota intestinal, los organismos vivos que ayudan a influir en casi todos los aspectos de nuestra salud, incluida la función inmunitaria. El estrés influye significativamente en la composición de nuestra microbiota intestinal al aumentar la inflamación e influir en el tipo de bacterias que la pueblan. Con el estrés crónico, puede producirse una disbiosis, que es un desequilibrio del tipo de bacterias intestinales que residen en nuestros intestinos. Esto es importante debido a la influencia que estos microbios intestinales tienen en nuestra salud general, incluyendo las condiciones de salud mental como la depresión y la ansiedad. El estrés también puede aumentar la permeabilidad de nuestro revestimiento intestinal, lo que puede dar lugar a un intestino permeable, provocando una mayor inflamación en todo nuestro cuerpo y cerebro. Por si fuera poco, el estrés puede provocar la disminución de los niveles de un importante anticuerpo llamado IgA secretor, que ayuda a proteger nuestro revestimiento intestinal, lo que contribuye aún más al intestino permeable y al aumento de la inflamación.
Estrés y antojos de comida
Además, el estrés leve puede influir en la elección de alimentos e incluso fomentar una alimentación poco saludable. *Los estudios demuestran que la experiencia del estrés aumenta nuestro deseo de consumir alimentos reconfortantes y más calóricos. Y en relación con esto, cualquier estrés en el cuerpo tiene el potencial de influir en nuestras elecciones y comportamientos de forma negativa.
Investigación sobre la privación del sueño, que puede ser un factor de estrés agudo o crónico para el organismo, aumenta nuestro deseo de consumir alimentos ricos en calorías y deteriora nuestra capacidad para hacer una elección más racional cuando se nos somete a alimentos altos y bajos en calorías. También aumenta la tendencia a comer en exceso, especialmente en las mujeres. Dar prioridad y mantener un sueño de calidad es esencial para ayudar a disminuir su experiencia de estrés y ayuda a evitar estas posibles consecuencias negativas de la dieta.
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¿Qué puede hacer para controlar el estrés?
Aunque sabemos que el estrés puede afectar negativamente a la digestión, la buena noticia es que existen prácticas para aliviar el estrés que pueden ayudarnos a combatirlo y, a su vez, a favorecer la digestión.
Respiración profunda del vientre
El estrés es inevitable y, por ello, hay que concentrar los esfuerzos en su gestión. La respiración abdominal profunda, conocida como respiración diafragmática, puede ser increíblemente eficaz cuando nos sentimos estresados. Esto también puede ser útil antes de sentarse a comer, ya que la respiración diafragmática desencadena una respuesta de relajación, ayudando a que las enzimas digestivas se estimulen para asegurar que los alimentos se digieran y absorban correctamente.
Ejercicio y meditación
Una rutina de ejercicio regular también puede ser beneficiosa, al igual que una práctica de meditación. Tos beneficios mentales y emocionales del ejercicio y la meditación pueden ayudar a reducir el el estrés psicológicolo que conduce a un vientre más feliz.
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